"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no
era comunista.
Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque
no era lo uno ni lo otro.
Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío.
Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera
hablar por mí."
Martin
Niemoeller
Pastor protestante, 1892-1984.
“Todo tiene sus límites, y en el caso de Ucrania nuestros
socios occidentales se han pasado de la raya, se han comportado de manera
grosera, irresponsable y poco profesional”… “San Petersburgo fue la cabeza de
Rusia, Moscú su corazón, pero Kiev la madre”.
Vladimir
Putin
Discurso sobre Crimea, 2014
Por: Víctor Wilches
Agropolis, Estocolmo.
Los tambores que anuncian el inicio de una gran guerra mundial continúan
repicando en Ucrania. La injerencia a fondo por parte de EE.UU./UE/OTAN en la
desestabilización de Ucrania entraña unas connotaciones geopolíticas que van
más allá del golpe de estado inducido para instalar un régimen/laboratorio
neonazi a las puertas de Europa. Los acontecimientos conducen a conjeturar que con
esta agresión se busca alterarle el rumbo al orden internacional multipolar gestado
en la última década e impedir su consolidación, y en su lugar imponer un orden
internacional hegemónico, opresor, militar/mercenarizado y violento capitaneado
por la plutocracia de EE.UU.
La agresión político-militar desplegada por EE.UU./UE/OTAN para forzar un
nuevo orden internacional que responda a los intereses de EE.UU. está develando
que inevitablemente todos los caminos conducen finalmente a una guerra frontal
con China. Para llevar a cabo este arriesgado sueño imperial, Washington y
Bruselas tienen que controlar/derrotar tres lugares emblemáticos: La Plaza
Maidan, la Plaza Roja, y la Plaza Tiananmen. Tarea no fácil, pero el desespero
puede llevar a cualquier demencial aventura, así ésta sea una pugna
intercapitalista.
Esta peligrosa jugada por parte de EE.UU./UE/OTAN es producto de la pérdida
de influencia y de poder global de EE.UU., cuyo declive acelerado viene
acompañado de una profunda crisis económica y energética sin retorno. El modelo
capitalista de producción depredó, destruyó y agotó los recursos naturales y
energéticos, y contaminó todos los ecosistemas del planeta en su afán de
acumulación. El crecimiento económico es cosa del pasado. Sin energía es
imposible crecer. Para crecer económicamente se requiere aumentar el consumo de
energía, y a la inversa, sin aumento del consumo de energía es imposible crecer
económicamente. Por lo tanto, si un sistema basado en el crecimiento económico infinito
no puede crecer está abocado a un colapso societal. El modelo capitalista ha
llegado a su punto límite y ha comenzado su implosión arrastrado por una crisis
multidimensional inherente al propio modelo. “La decadencia y caída del imperio global de Estados Unidos es el hecho
más importante de la geopolítica en el mundo de hoy” (1), el colapso está
en camino y su impacto es de grandes proporciones telúricas a nivel global. Ucrania
acusa ser un revelador síntoma para evitar que el sistema colapse. Esta
encrucijada hace que los apetitos imperiales de Estados Unidos en su huida
hacia adelante por el control de territorios y de los recursos que quedan conduzcan
a una guerra mundial nuclear.